Hno. Pacomio Choe OSB Prior del Monasterio de San José de Namyangju, Corea del Sur

La Transmisión de la Fe en la Celebración Eucarística
como una Expresión de Solidaridad con los Pobres

 

PPachomio“¿Por qué es esta noche diferente a todas las otras noches?” Esta pregunta es usualmente hecha por el más joven de los sentados a la mesa para la Pascua que conmemora la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. La pregunta es respondida por el más anciano de la siguiente manera: “Porque fuimos esclavos del faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte (…) El Señor nos mandó observar estos preceptos en el temor del Señor, nuestro Dios, para que tengamos siempre una buena vida como la tenemos hoy” (Cf Dt. 6, 21-24).

Cuando nos reunimos en la Misa, renovamos la memoria de la muerte y resurrección de Cristo, es el misterio pascual, que comienza en nuestro bautismo. Aunque toda la vida cristiana se basa en esta perspectiva, la celebración eucarística “en que se perpetúa el sacrificio de la cruz” (Canon 897) es el momento más importante para consagrarnos al Señor “merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo” (Hb 10,10). Por eso el Concilio Vaticano II ha señalado a la Eucaristía como “Fuente y Cumbre” (Fons et Culmen) de la vida y misión de la Iglesia (Cf SC 10; LG 11; CD 30; AG 9; PO 5).

Al celebrar la Eucaristía en comunidad no sólo nos consagramos nosotros, sino que trasmitimos a las nuevas generaciones la fe en Cristo crucificado y resucitado. Aparte de compartir la vida de Cristo en la liturgia, sólo seguir a Jesucristo, en sí mismo, no podría asegurar la transmisión de la fe a otros. Si estamos aislados de otros y no mostramos preocupación sobre cómo recibirían el alimento espiritual de la Palabra de Dios y la Eucaristía, es difícil para la comunidad cristiana crecer en el amor a Cristo y tener más conciencia de ser parte del cuerpo de Cristo: “para que no hubiera división alguna en el cuerpo, si no que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno a su modo” (1 Co 12, 25-27). La participación de toda la comunidad en la celebración Eucarística consiste no sólo en la mera suma de las contribuciones individuales a la celebración de la Misa, sino en la disposición interior de cada participante individual hacia los demás, tanto al interior como al exterior de la comunidad litúrgica.

En verdad, “la vida espiritual no está limitada sólo a la participación en la liturgia” (SC 10,12). El efecto de tener una positiva disposición interior durante la celebración Eucarística se logra por un compromiso con los demás, actuando como testigos del Evangelio de Cristo fuera de la iglesia. La Iglesia Católica explica la relación entre la transmisión de la fe y el compromiso social en los siguientes términos:

“El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia los impulsa a actuar como testigos del Evangelio y de las obligaciones que de ello se deriva. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras. El testimonio es un acto de justicia que establece o da a conocer la verdad (Cf Mt 18,16) Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espíritu Santo que les ha fortalecido con la confirmación (AG 11 CIC #2472)”.

Coree1He aquí un ejemplo de celebración eucarística que manifestaría la verdadera fe cristiana a creyentes y no-creyentes. Es acerca de una pequeña aldea pesquera en la isla Jeju, llamada Gangjeon, que se ha convertido en símbolo de la lucha por la paz en el Noreste Asiático. Muchos pobladores y activistas incluidos sacerdotes católicos, monjas y laicos han continuado oponiéndose a la construcción de una base naval desde el 2007. Hay muchas razones de por qué se oponen: decisión sin consulta adecuada, desastre ambiental, porque el área de construcción es una reserva de la biósfera designada por la UNESCO. Aparte de esto, la construcción debiera suspenderse porque podría provocar una seria tensión entre China, Japón y Corea si la flota norteamericana usara la base en algún conflicto con China. Parece no haber duda de que si se construye sería usada por los Estados Unidos como un “Pivote para Asia”. En la protesta contra la construcción, la comunidad eucarística resultó estar formada por fieles católicos. Esto continúa hasta el día de hoy, cada día, en las puertas del área de construcción. El cineasta norteamericano Regis Tremblay, quien visitó Ganjeong en 2012, da testimonio de cómo la fe cristiana por la paz y la justicia puede ser transmitida al mundo en la celebración Eucarística, escribiendo una carta al Papa Francisco, en la esperanza de que vaya a Ganjeong en su visita de agosto 2014 a Corea del Sur: “buses cargados de monjas católicas de toda Corea del Sur, van regularmente a Ganjeong a protestar y pararse en solidaridad con los pobladores. La Misa diaria se celebra frente a la puerta principal de la base. Nunca antes fui testigo de un testimonio así de sentido de comunidad, compartido por gente de toda fe y origen”.

Coree2Por lo tanto, cuando dice en la Constitución para la Sagrada Liturgia: “la Iglesia proclama el mensaje de salvación para que todos los hombres conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se conviertan de sus caminos haciendo penitencia.” (SC 9), “esto sólo resulta verdadero si toda la actividad de la Iglesia fluye de la liturgia. Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente” enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo. y los hace “uno en santidad” para que “conserven en su vida lo que recibieron en la fe”, (SC 10). El Obispo Peter Kang U-il de Jeju, Presidente de la Conferencia Episcopal de Corea, presidió la Eucaristía justo frente a la puerta principal de la base en la villa de Ganjeong, celebrando la Fiesta de la Natividad de la Bendita Virgen María el 8 de septiembre de 2011 y citó la profecía de Miqueas 5,2, finalizando su homilía con una proclamación de Ganjeong como un nuevo Belén: “Tú, Gangjeong, muy pequeña entre las villas de Corea, de ti fluirá la paz hacia el resto del mundo”.

La fe cristiana, entonces, nace del misterio pascual de Cristo, y crece por la conmemoración de su amor a través de la celebración Eucarística (fons), alcanzando la cumbre de su efecto a través del testimonio del evangelio de Cristo sobre la paz y la justicia en solidaridad con los pobres y oprimidos (culmen). Como vimos en el ejemplo de Gangjeong, la celebración Eucarística “es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza.” (SC 10). La transmisión de la fe, sin embargo, depende de la disposición interior de los participantes de la Eucaristía. Esto es un “algo más” requerido para la celebración, que la Constitución para la Sagrada Liturgia nos alienta “pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina” (SC 11), y su expresión de solidaridad con los pobres. Creo que esta debe ser la verdadera esencia de la Eucaristía, y también de la transmisión de la fe.