Abad Primado Gregory Polan, OSB
San Anselmo, Roma


LAS PREOCUPACIONES DEL ABAD PRIMADO

DE LA CONFEDERACIÓN BENEDICTINA

 

PolanGCon motivo de la reunión del Consejo de la AIM en Dinklage (Alemania) en octubre de 2021, el Abad Primado compartió con nosotros algunas noticias e inquietudes.

Es maravillosa esta oportunidad de estar finalmente juntos nuevamente, escuchar sobre el buen trabajo que se ha realizado a través de AIM y tener la libertad de una reunión presencial aquí en la Abadía de Dinklage. Cuando tuvimos nuestra reunión del Sínodo de Abades Presidentes a principios de septiembre, hubo un espíritu de auténtica alegría fraterna por poder estar nuevamente juntos, escuchar las situaciones en nuestras diversas Congregaciones y mirar hacia el futuro. Me gustaría compartir hoy con ustedes seis diferentes puntos que surgen de mi actual trabajo para la Confederación y algunas cosas que ocurren dentro de la Confederación.

En primer lugar, me gustaría compartir algunas reflexiones con respecto a la pandemia. Fue un momento difícil para todas nuestras comunidades monásticas. Para algunos fue la enfermedad y la eventual muerte, y para otros fue establecer un nuevo ritmo de vida durante este tiempo difícil e incierto. Para nosotros en San Anselmo, ha sido un tiempo de convivencia con 123 miembros el año pasado y 93 residentes este año. Mantener a todos a salvo y con buena salud fue un verdadero desafío. Por lo que escuché en la Confederación, este periodo fue para las comunidades, una oportunidad de profundizar la experiencia de la lectio divina, tanto personal como comunitariamente. Además de esto, varias comunidades comentaron su experiencia de compartir la fe acompañada de la profundización de los lazos fraternos.

Dentro de las comunidades se ha profundizado un sentido de la oración, y también ha sido un tiempo de reflexión para los monjes, las monjas y hermanas de quienes he recibido cartas. La transmisión en vivo de sus liturgias ha sido una valiosa forma de mantenerse conectado con aquellos que son sus Oblatos y amigos. Varias comunidades han comentado sobre el impacto que ha tenido el silencio durante este período de la pandemia.

En segundo lugar, durante este año hemos visto el desarrollo de varios programas de formación monástica en diferentes idiomas, a menudo provenientes de nuestro Instituto Monástico aquí en San Anselmo. Todos sabemos que la formación de nuevos miembros en nuestras comunidades es uno de los esfuerzos más importantes, en el que estamos muy involucrados. Es maravilloso saber que durante este período en el que en términos de viajes hemos estado restringidos, hemos dedicado mucho tiempo a desarrollar estos programas de capacitación. Esto es algo que espero podamos continuar en el futuro.

En tercer lugar, como las restricciones vinculadas a la pandemia se han suavizado levemente, han vuelto a ser posibles los viajes, permitiéndome participar en varias iniciativas: predicando retiros, asistiendo a reuniones de nuestras fundaciones, participando en jubileos y celebraciones monásticas, y también encuentros con comunidades que desean ser orientadas y alentadas.

En cuarto lugar, uno de los proyectos que en San Anselmo ha ocupado nuestro tiempo y energía ha sido la renovación de un piso de nuestras instalaciones para huéspedes, nuestra hospedería. Después de algunas consultas, decidimos que renovaríamos solo uno de los pisos y daríamos una capa de pintura al otro. Esto debido a tenemos una diversidad de grupos de estudiantes que podrán usar estas instalaciones en forma eficiente. Por ejemplo, tenemos un “Programa de estudios en el extranjero” con St. Vincent College en los Estados Unidos, el Programa de Formadores Monásticos y diferentes grupos de peregrinación de nuestros monasterios. Están muy contentos con un alojamiento sencillo y a un menor costo. Las renovadas habitaciones de la hospedería serán sin duda un avance en nuestra hospitalidad.

En quinto lugar, tuve la oportunidad de tener dos visitas serias a la Congregación para la Vida Consagrada. La primera se relaciona con el hecho de que en los últimos dos años hemos tenido cuatro Visitas Apostólicas a los monasterios. Ha sido lamentable que el delegado en dos de estas circunstancias no hayan sido monjes. En una visita se puso a un carmelita para la Visita Apostólica, y en la segunda a un arzobispo jubilado. En ambos casos, no han entendido muchas de las características distintivas de la vida, la tradición y la espiritualidad benedictina. Pedí a la Congregación que cuando surja el tema de una Visita Apostólica, se relacionen conmigo y con el Abad Presidente para poder encontrar a alguien adecuado para intervenir en estas situaciones. Una segunda discusión importante se refirió a una audiencia que siete Superiores Mayores tuvieron con el Papa Francisco. El asunto que se le planteó fue el tema de un “privilegio papal” que permitiría a un miembro no clerical ser colocado como superior de una comunidad. El Santo Padre estuvo muy atento y receptivo a nuestra petición. Dijo que lo apoyaría, pero que la decisión al final quedaba en manos de la Congregación para la Vida Consagrada.

Finalmente aprovecho esta ocasión para expresar mis sentimientos y creencias personales de que, aunque ha disminuido el número de personas que llegan a nuestra vida monástica, creo que hay una gran razón para la esperanza. La esperanza es una virtud importante, porque nos llama a creer en algo con la convicción de un futuro mejor, aunque sea difícil ver más allá del horizonte inmediato. Si miramos la historia de la vida monástica, vemos que hay momentos en que diferentes movimientos y guerras han tenido impacto en la cantidad de personas que ingresan a las comunidades monásticas. Hay épocas de ascenso y épocas de descenso. Nuestra historia de 1500 años nos muestra que, incluso en los peores tiempos, ha habido un resurgimiento que nos da motivos para tener esperanza en el futuro. Creo que también es importante poder ver que, durante este tiempo de pandemia, las comunidades monásticas de todo el mundo realmente se han unido en sus esfuerzos por trabajar juntas en paz y armonía, y también por estar al servicio de los demás. Estos son elementos importantes que distinguen nuestra vida monástica y nos dan razones para creer que la tradición benedictina continuará en el futuro por muchos años más.

Ahora quisiera preguntar si hay algún pensamiento, comentario o pregunta que le gustaría presentarme con respecto a la información que he compartido, o algo relacionado con algún tema de la Confederación.