Dom Gregory Polan, OSB
Abad Primado

ALGUNAS PRIORIDADES

 

GPolanMi primer contacto con la AIM fue a través del Programa de Formación Monástica, en el que he trabajado durante los últimos seis años, enseñando la lectio divina y los Salmos. He estado enseñando desde mi ordenación sacerdotal en 1977, y por lo tanto he adquirido cierta experiencia en la enseñanza. Las monjas y monjes que he enseñado han mostrado un interés profundo y especial por la formación monástica. Los estudiantes están hambrientos y sedientos, como esponjas. Las preguntas que formulan son muy profundas, tanto en el plano práctico como en el espiritual. La forma en que hablan de sus comunidades muestra que las comunidades son extremadamente animadas y que están ansiosas por aumentar esta vitalidad. Entre estos estudiantes, tres monjas y tres monjes se han convertido en superiores. No hay duda en que este programa de formación monástica responde a una necesidad real de nuestras Órdenes.

 

Antes de ser elegido Primado

Yo fui abad en mi Abadía de la Concepción durante veinte años. Tuve la oportunidad de hacer visitas canónicas a otras Congregaciones. También he predicado retiros en varias comunidades de monjes y monjas, tanto Benedictinos como Trapenses o Cistercienses. Tuve la suerte de descubrir lo cercanos que somos en nuestra manera de orar, nuestro sentido de la hospitalidad, nuestra visión de la vida monástica, la importancia que le atribuimos a la simplicidad, a la búsqueda de Dios, a la apertura al ecumenismo y al diálogo interreligioso.

Añadiría una nota personal. Por primera vez en diez años he conocido a un director espiritual de otra Congregación Benedictina, un sabio abad retirado. Me tomó un año entero encontrar la persona exacta y adecuada, un trapense en quien he encontrado una notable estatura espiritual, una sabiduría especial y compasión. Él se desempeñó como abad durante treinta años.

 

Desde que soy Abad Primado

Para las órdenes monásticas, San Anselmo se ha convertido en un lugar para enviar monjes y monjas jóvenes de países en desarrollo que muestran talento para asumir más tarde cargos de responsabilidad. Esto ha resultado en un gran número de monjes y monjas estudiantes de África, América Latina, India, Filipinas y Corea.

Desde el Congreso de Abades el 2016 surgió una petición para poner en marcha un programa de enseñanza en inglés, para responder al creciente número de estudiantes que llegan a San Anselmo cuya segunda lengua es el inglés. Me complace anunciar que el año que viene se inaugurará un programa de estudios monásticos en inglés, conducente un diploma (Máster o Licencia). Este programa de dos años de estudio, ofrecerá un ciclo complementario de estudios de espiritualidad que podría ser de gran beneficio para todo aquel que quiera seguirlo.

¿Qué tenemos que incluir en este programa de formación? Debemos ofrecer becas específicas para monjes y monjas Benedictinos, Trapenses y Cistercienses, de los países en desarrollo. La vida en Italia es cara. La enseñanza en sí puede no ser cara, pero muchos artículos útiles para la vida ordinaria deben ser comprados, y estos son caros. Estos productos son importados, porque no son productos de las industrias comunes a nuestro mundo occidental.

Conseil2016Considero a la AIM una prioridad fundamental para mí como Abad Primado el año que viene. En primer lugar, para ofrecer becas a estudiantes de países en desarrollo. En segundo lugar, para comenzar la búsqueda de maestros para San Anselmo de los países en desarrollo. Debemos ser cuidadosos de no privar a las comunidades de esos países de sus miembros principales, sino descubrir los monjes y monjas que son a la vez buenos maestros para San Anselmo y que permanecerán profundamente arraigados en su vida monástica, sabios y experimentados.

En tercer lugar, para desarrollar un programa de formación. No se trata de hacer una lista de libros, sino de establecer contactos personales, con el fin de descubrir futuros líderes que puedan por sobre todo ser modelos de vida monástica, capaces de enseñar una espiritualidad y un conocimiento, y de desarrollar un espíritu de verdadera fraternidad, en el que cada uno se preocupe por los demás. Será esencial promover el valor de la oración en común, de la lectio divina, una verdadera espiritualidad del trabajo, un amor al silencio, en un espíritu de humildad, una comprensión de la obediencia acorde al siglo XXI, que trae a la vida el misterio pascual en unión con Cristo, un sentido de la hospitalidad que permita a una comunidad encontrar a Cristo en los huéspedes, en los pobres y los más desposeídos. En esto estaremos a la vez muy cerca del corazón de san Benito y del corazón del papa Francisco, alertas tanto al Señor como los unos a los otros, para crear paz, apertura y buena voluntad entre todas las personas, proporcionando un espacio en nuestros monasterios para la amistad y el dialogo ecuménico e interreligioso.

La formación insuficiente engendra el peligro de una autoridad malsana y un discernimiento superficial, ambos factores que han marcado la civilización de la Edad Oscura. Así como están, las órdenes monásticas pueden proporcionar una luz que neutralice los elementos oscuros del mundo al buscar luz, sabiduría y paz.

En cuarto lugar, ¿cómo podemos trabajar juntos? Usando San Anselmo más como una universidad monástica que como una universidad puramente Benedictina, alentando a que las relaciones entre nuestras comunidades y nuestras diversas Órdenes sean las mejores posibles, fomentando encuentros regionales que proporcionen lugares de reunión, sabiendo cuándo dejar un lugar para encontrar uno mejor y aprendiendo unos de otros.