Madre Marta Lucía Ribeiro Texeira,OSB
Abadesa de Nuestra Señora de La Paz (Brasil)

CLAUDIO PASTRO,
UN ECO DE LA BELLEZA DISPUESTA
POR EL CREADOR

 

ClaudioPastroEl Monasterio de Nuestra Señora de la Paz en Río de Janeiro (Brasil), gozó de una larga amistad con el famoso pintor Claudio Pastro. Se hizo famoso por el diseño y decoración de la Basílica de Aparecida inaugurada por el Papa Francisco, con ocasión de su visita a Brasil para el Día Mundial de la Juventud. Claudio Pastro también fue el autor de los frescos del monasterio y quisiéramos hacerle un homenaje con motivo de su muerte en 2016.

En el curso de una misa en su memoria una semana después de su muerte, la Madre Marta Lucía dijo que su vida fue para nosotros y la Iglesia en general, un don precioso de Dios.

“Si Dios se lleva a uno de nuestros amigos, es para hacerlo estrella de nuestra esperanza en nuestro cielo” (Cardenal Journet).

Todos estuvimos especialmente cerca de él en esos días; podría decirse que ya no era simplemente la persona que habíamos conocido, sino que ya estaba en Cristo, que vivía en su interior. Era un largo Via Crucis, marcado por bellas reuniones con las más diversas personas.

Vivía tan intensamente cada minuto, que daba la impresión de haber vivido hasta los 120 años de edad.

“El valor de las cosas no consiste en el tiempo de su duración sino en la intensidad con que son creadas. ¡Hay momentos inolvidables, cosas inexplicables, personas que son incomparables”! (Fernando Pessoa).

Pastro3El Cristo Pantocrator, Cristo en gloria que pintó en nuestra iglesia, tiene la cara que vio durante el coma que tuvo en 2001. Lo describió como un “Cristo muy bello, calmo, serio y misericordioso”. El Cristo deslumbrante, lleno de luz, evoca la luz divina que San Benito menciona en su Regla.

En su último día, Claudio parecía estar abriendo sus ojos a esta luz. Era el 17 ° aniversario de su oblación en nuestro monasterio. Dios es amor, Dios es misericordioso, Dios es belleza. Nuestro hermano Martín (su nombre de oblato), ahora envuelto en la belleza del misericordioso amor de Dios, se encuentra eternamente cantando su alabanza. “Nosotros no preferimos nada antes que a Cristo y quiera Él guiarnos a todos a la vida eterna”.

Claudio Pastro nació en 1948 en una familia católica. Estudió Ciencias Sociales y desde 1975 se dedicó al arte sacro, formándose en varias abadías europeas, especialmente en la abadía francesa de Tournai. Sus primeras obras se plasmaron en la capilla del monasterio de Nuestra Señora de la Paz en Sao Paulo. Gradualmente se hizo famoso. Su obra maestra, el santuario de Aparecida, es fruto de su talento, su trabajo y su amor a María. En sus propias palabras: “Este trabajo está destinado a ser un himno de alabanza y gracias a través de la liturgia: el Misterio Pascual celebrado en este lugar.”

PastroAparecidaQuería hacer del Santuario de Aparecida un espacio litúrgico donde los fieles pudieran experimentar la luz de la Jerusalén Celestial que baja hasta nosotros. Estas obras nos traen el elemento de una catequesis litúrgica, bíblica y espiritual que son características de este artista, lo que hacen de Claudio Pastro un misionero.

Durante una entrevista televisada con el padre Magalhaes, Pastro agregó:

“¡Esta iglesia es única! Tenemos una basílica donde la manifestación de Dios, verdad y gracia pueden percibirse a través de la belleza, la luz y el esplendor. Estoy muy feliz de haber sido elegido y de saber que la gente más sencilla, no menos que la más sofisticada tienen la misma experiencia cuando entran a la Basílica. Para mucha gente esto no es fácil de entender porque la fe crece interiormente y las obras de arte son una invitación a ello”.

Pastro6Claudio Pastro pintó muchas obras en el monasterio de Nuestra Señora de la Paz. En el templo: el Cristo Pantocrator y la cruz procesional, Nuestra Señora de la Paz, San Benito, Santa Escolástica, el tabernáculo; el refectorio y la sala del capítulo; varias cruces, una Última Cena, dos escenas de Navidad, Domina Pacis, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y una medalla de San Benito.

¡Que esta obra sea un ejemplo de dar gracias a Dios!